Lo primero ser capaz de reírse de uno mismo (hecho), segundo, algo similar a un recuerdo Disney, de la infancia, vectorizarlo con Ilustrator, perder la noción del tiempo, reírse otra vez de uno mismo, asustarse (es tambien una opción de la remota y ficticia posibilidad de acabar con semejante pinta), reírse otra vez (que es sano).
Unos minutos más y en un que-pim, que-pam !! ya estaréis completamente metidos en vuestro Wonderland. Ja, ja !!
Conclusiones, las uñas de porcelana y vestidos azules no son para mi, JUAAAHH, JA, JA!!
" Todos, aunque no nos llamemos Alice, necesitamos un Wonderland. "
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